Leyes Prácticas del Islam
El musulmán es el sometido a Dios y a las leyes que El reveló, realiza sus oraciones diarias obligatorias pero además emprende multitud de actos, y para cada uno de ellos debe conocer las normas del Islam al respecto. Todo lo que el hombre hace se puede dividir en cinco categorías según el Islam:
1- Lo obligatorio (uáyib), como por ejemplo realizar las cinco oraciones diarias, el ayuno de Ramadán, etc. O también poseer, tanto en un país islámico como no islámico, carnicerías y panaderías islámicas, etc.
2- Lo ilícito o prohibido (harám), como por ejemplo beber vino u otro embriagante, matar a una persona inocente, robar, promover la corrupción, etc.
3- Lo preferible o meritorio (mustahabb) que perfecciona la conducta, como anticiparse al saludo, realizar otras oraciones además de las obligatorias, hacer frecuentes súplicas (du'a), nombrar a Dios (decir: BISMILLAH) antes de comer o de lavarse, etc.
4- Lo desaconsejable o detestable (makrúh), como orar teniendo por delante una imagen, comer mucho, soplar la comida, comer comida muy caliente, etc.
5- Lo permisible (yá'iz o mubáh), es decir todos los actos que no entran en las anteriores categorías y cuya realización o no queda librada a nuestro interés, voluntad o gusto, como practicar algunos deportes, viajar, caminar, etc.
Lógicamente para conocer estas disposiciones que abarcan toda la vida de una persona se debe estudiar el Islam en profundidad, mientras que cada musulmán en particular, lo que tiene a su disposición normalmente sobre su religión, se refiere casi exclusivamente a los actos de devoción más frecuentes, como la oración, el ayuno, etc. Pero además de esto el musulmán necesita orientación sobre muchos otros temas de su vida, como las relaciones familiares, matrimonio, divorcio, las caridades obligatorias como el jums y el zakat, las transacciones económicas de compra y venta, la herencia, los temas políticos de paz y defensa, etc.
Para abarcar todo este conocimiento el musulmán debería estudiar el Islam en profundidad pero ello es naturalmente imposible, ya que tiene que atender sus propias necesidades de vida. Por eso, de la misma forma en que la sociedad requiere de especialistas en distintas ramas del conocimiento y prácticas, como médicos, técnicos, ingenieros, etc. necesita también de los especialistas en los temas espirituales y sus derivaciones prácticas, los cuales son en el fondo las cuestiones más importantes pues se refieren al alma del hombre y a su destino más allá de este mundo. Esto justifica la necesidad del muytahid, el sabio en cuestiones de religión y de sus normas prácticas, que se haya perfeccionado y se dedique a ello en beneficio de la comunidad, que lo sigue y consulta.
La necesidad de especialistas se desprende también del hecho de que las normas islámicas cubren un espectro muy amplio de cuestiones, para abarcar los cuales se requiere una particular dedicación y entrenamiento, pues así como no se puede esperar hoy día que una persona maneje un avión moderno con sólo leer un libro, tampoco es posible que un musulmán, con la sola lectura del Corán, pueda orientarse prácticamente en todas las circunstancias prácticas de su vida.
Por otra parte las normas islámicas no surgen solamente del Corán (al-Kitáb), sino que provienen también de otras fuentes válidas que le siguen en importancia, como ser los hadices o tradiciones (sunnah), el intelecto (al-'aql) y el consenso de opinión (al-iymá'), todo lo cual requiere que la persona que se aplica a su estudio se capacite plenamente sólo al cabo de unos cuarenta años de dedicación, accediendo recién entonces al grado de muytahid.
Queda claro entonces que no se puede pretender que una persona se guíe solamente por el Corán, siendo que incluso en el Libro se encontrará con aleyas (versículos) dispositivas posteriormente derogadas o ampliadas, como en el caso de la prohibición gradual del embriagante, y otras muchas cuestiones, lo cual requiere entonces del auxilio de las tradiciones que son muchos miles, y de una preparación imposible de seguir para la generalidad de los hombres.
Los sabios (en la religión y sus normas) son los herederos de los Profetas (8.), y dijo el Profeta Muhammad (B.P.) que los fuqahá (los sabios en la jurisprudencia islámica) son los herederos de los Mensajeros de Dios.
La publicación de los libros titulados "Risala 'Amaliya" o "Leyes Prácticas del Islam" por parte de los fuqahá, se fundamenta en la necesidad de la imitación de un modelo o práctica por parte de cada musulmán. El Sagrado Corán como es sabido condena a quienes siguen ciegamente las costumbres de sus padres corruptos o ignorantes, pero aconseja imitar y seguir a los creyentes, los sabios, los Profetas. Luego es obligación del musulmán imitar y seguir a un muytahid, un sabio en las normas del Islam para adquirir seguridad sobre la corrección de sus actos y que éstos sean de la complacencia divina. Así como ante la enfermedad recurrimos al médico y aceptamos su consejo sin pensar en curarnos por nuestra cuenta y riesgo, de la misma forma requerimos del muytahid y de su consejo para curar de imperfecciones todos los actos de nuestras vidas.
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Artículo: "Análisis de las "leyes islámicas""